Mucho se ha dicho sobre la importancia de ayudar a los niños en la adquisición de conocimientos a través de metodologías que se vuelvan interesantes y que les motiven, lejos de aquellas técnicas frustrantes que se aplicaban en otras épocas y que terminaban por estresar y envolver a los pequeños en un estado de desánimo y absoluto rechazo al aprendizaje.
Todo esto ha sido modificado gracias a los avances que se han generado en el área de la pedagogía, pues es justamente esta ciencia, la encargada de revisar cómo se establece el aprendizaje y los resultados que se obtienen tras la aplicación de ciertas técnicas.
Los juegos didácticos son entonces, hoy en día, una de las vías a las que se les puede sacar mayor provecho en toda la etapa de la niñez, porque resultan entretenidos, llamativos y, sobre todo, les permiten adquirir conceptos de forma muy sencilla.
El juego forma parte intrínseca de la vida de los niños y ellos tienen plena capacidad de sacarles el máximo provecho, sin establecer ningún tipo de metodología. Sin embargo, el uso de los juegos didácticos se orienta precisamente al aprendizaje y, por ende, deben estar diseñados con un objetivo específico.
Lo primero que es necesario rescatar es que el uso de juegos didácticos tiene un impacto determinante en el desarrollo de la memoria, lo que es un aspecto de alto valor en esta etapa de la vida, donde el ser humano es capaz de almacenar una gran cantidad de información en poco tiempo. Un ejemplo claro se puede dar al ver que un niño con 2 o 3 años de vida ya es capaz de expresarse de forma oral con mucha claridad.
Otro aspecto importante, es que los juegos didácticos contribuyen a mejorar la capacidad de atención, la cual es muy volátil en los primeros años de vida pero que se va moldeando a medida que el tiempo avanza. Es importante que los niños aprendan a concentrarse en una actividad para después pasar a la siguiente.
Cuando se trabaja con juegos didácticos grupales, también se pone en marcha el desarrollo de habilidades sociales, de compañerismo y hasta la coordinación de los movimientos. La razón es que el niño no solo se enfoca en lo que le toca hacer, sino que también tiene que estar atento con lo que le corresponde a sus compañeros.
Un último beneficio (entre los más destacados) que se puede rescatar, es que los juegos didácticos ayudan para que los niños aprendan a tomar las mejores decisiones y asumir los resultados de éstas, sean positivos o negativos. Desde esta parte, se plantearán también escenarios para crear estrategias de trabajo, por ejemplo.
Existe una gran variedad de opciones para aplicar los juegos didácticos, siendo posible clasificarlos por área de trabajo, como los presentamos a continuación. La idea es utilizarlos según el interés y las posibilidades de cada pequeño usuario.
Lo importante en todo esto es reconocer que los niños deben divertirse. En caso de que un juego no esté dando los resultados esperados, lo ideal será dejarlo y utilizar algún otro que sirva para el mismo fin y que les motive más.